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miércoles, 8 de mayo de 2013

Benarés




He llegado al mediodía a Benarés.
Viajé en busca de un maestro.
Ahora comprendo que no hay maestro,
excepto el que ahora ordena sus cabellos frente al espejo,
tras muchos días de largo caminar.

Eso es lo que aprendí en el viaje, en el camino.

Al pasar una calle, veo una niña en la puerta de una casa.
Me pide que la acompañe, y siento que una parte de mi alma
ya va con ella.
Viene también con nosotros una perra, que aún es un cachorro,
juguetona y feliz.

Llegamos a una casa en mitad de los campos, y comprendo que
siempre ha estado ahí, esperándome.

Lo único que tenía hacer era desear llegar a mi hogar.

Ese sitio que dicen que está donde se encuentra el corazón.