late mi pulso al compás de su aliento.
Otra vez la vibración musical, sonora
subiendo por mis huesos a la garganta, hora tras hora.
Otra vez: el miedo, la duda, el no saber
si mis pasos llevan el ritmo adecuado o si toca correr.
En la calle, aparco el coche
y de nuevo, roza mi oreja su cabello, negro de noche.
Melodías conocidas invaden mi mente
y abren mi corazón:
son hijas de tierra antigua y poderosa,
notas de una canción.
Y de nuevo espero al movimiento;
la nostalgia me rapta, pero no hay sufrimiento:
ahora sé, ahora fluyo, ahora siento.
Sigue adelante y expresa lo que lleves dentro de tí.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Gracias, amigo.
ResponderEliminar