Anochece y leo en tus ojos:
un silencio y una promesa,
una determinación salvaje
que me da ganas de volar.
Que mis manos sean mariposas
y encuentren el viento en tus pestañas;
que mis besos sean libélulas
y rocen tus labios;
que mi corazón sienta sed
y tu piel sea caricia que la calme;
que mi cuerpo sea tu templo
y tus besos los sacrificios:
ofrecidos a un dios tenebroso
que se llama Amor...
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