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sábado, 8 de enero de 2011
Invierno
Las agujas del reloj se separan,
cuento las horas hasta que se junten otra vez.
En ese cielo en la tierra que es Madrid,
es fácil decir que estás lejos,
que no sabes cuando vas a volver.
¿Sigo siendo carne de tu carne
y sangre de tu sangre?
¿Qué me dejas,
y qué esperas encontrar al final?
El invierno es largo,
no sé si estaré cuando vuelvas,
o si sólo estará el lobo,
esperándote, rodeándote,
bailando su danza espiral,
la que acaba en tu garganta...
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Posíblemente y sin dudarlo mucho, sea el lobo quien la reciba estrangulándola en esa espiral que le rompa los huesos de todo el cuerpo, se sacie con "sangre" para después... dejando aparte su piel depredadora ya saciada, convertirse en un arcángel y resucitarla a la vida.
ResponderEliminarVamos, ques lo más normal... que digo yo.
Un Abrazo, amigo.
MMMM no, no exactamente... ese poema va dedicado a mi padre, de quien me acordé por escuchar esa canción de Tori Amos...
ResponderEliminarNo, no es un poema con final feliz... pero la realidad no tiene la costumbre de serlo siempre...