Cruzo un mar de nubes y despido al volcán,
donde anoche presencie un huracán.
Mas no fue viento, sino sentimiento
lo que nos vino a azotar.
Transportados en tu aliento,
expresan más que años de tinta y papel.
Son acordes de un pasado común,
que ahora en tu voz nos parece sencillo.
Salen de debajo de tu piel,
se cuelan en nuestros bolsillos,
nos desposan
como si no llevasemos anillos.
Despegas la garganta y te seguimos,
a un sitio tras el fondo del corazón,
a una esquina del alma
donde sabes que nos conocimos.
Permanecemos en esta realidad enmudecedora,
hasta que termina, tierna, y nos domina.
Cala en los huesos, se nutre en el corazón,
ahonda en nuestra alma, nos guía la respiración.
Nos hace reír, cantar, sentir, recordar,
a todos, viejo y joven, por igual.
Es un sitio al que regresar,
un Luis que vive ahora bajo nuestra piel,
un espejo propio frente al baño,
donde todos nos podemos mirar.
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